En este blog queremos hacernos
eco de los comics que público y crítica han considerado como referentes históricos
tanto en DC Comics como en Marvel, y que en esta página reseñamos con la
etiqueta de #comics.
En esta entrada queremos hablar
sobre una de las obras de DC Comics que están dentro de este elenco privilegiado;
Kingdom Come.
Kingdom Come es un cómic o novela
gráfica de 4 tomos, con guion de Mark Waid y dibujos de Alen Ross. Cuenta con
la participación de Tood Klein, y su primera edición data del año 1996.
En este comic se narra una nueva
historia de la Liga de la Justicia, aunque con un matiz distinto, y quizá por
ello especial, ya en este caso deben volver del destierro en el que permanecían
para rescatar a un planeta que nuevamente necesita de ellos.
En una época futura, la sociedad
está repleta de superhéroes empeñados en competir entre ellos para demostrar
sus poderes, en lugar de proteger a los ciudadanos.
Son los hijos de otros muchos héroes
que el tiempo ha dejado ya en un segundo plano.
El problema es que las rencillas
entre estos metahumanos ha generado una sociedad violenta y tumultuosa.
Al comienzo de la historia,
Wonder Woman acude a la Fortaleza de la Soledad en busca de un Superman
retirado después de los sucesos acaecidos una década antes, en los que Joker
acaba con gran parte de la plantilla del Daily Planet, incluida Los Lane.
Diana pide ayuda a Kal El para
tratar de reconducir una sociedad convulsa enfrentada a los metahumanos, que
hacen y deshacen a su antojo. Superman al principio no desea volver, pero después
de pensarlo, acepta reunirse con los antiguos miembros de la Liga de la
Justicia, con la excepción de Batman, que no comparte la visión idealista con
la que actúa el Kryptoniano.
Después de reunir a un buen número
de héroes afines, los metahumanos rebeldes son encerrados en una prisión nuclear
recién construida, llamada “El Gulag”.
Superman se ve obligado a luchar
contra un metahumano llamado “Magog”, que fue el que mató a Joker, y que lejos
de pagar por ello, fue aclamado como a un héroe, provocando el retiro autoimpuesto
del Kryptoniano.
Mientras tanto, Lex Luthor
consigue erigirse al frente de una organización formada para proteger la tierra
frente a la amenaza metahumana.
Superman no quiere usar la fuerza
como arma disuasoria ante los metahumanos rebeldes, y mucho menos contra los
habitantes de la Tierra, pero Diana tiene una actitud mas beligerante en sus
reuniones con los representantes de Naciones Unidas, lo que conduce a varias
disputas entre los dos héroes. Pese a ello, el plan de la Liga de la Justicia
va funcionando, y “El Gulag” se llena en poco tiempo de metahumanos rebeldes.
Lo malo es que cuando llegan a prisión los villanos más hostiles, la revolución
no se hace esperar.
Al principio, Batman y su grupo
de héroes afines aceptar entrar en los planes de Luthor para frenar a la Liga,
pero poco después, con la ayuda del Detective Marciano, desvela los verdaderos
planes de Luthor, que incluye a un adulto Billy Batson como arma secreta, al
que los villanos mantienen controlado.
Poco después, “El Gulag” colapsa
y los metahumanos rebeldes se enfrentan a los miembros de la Liga de la
Justicia. Superman y Shazam luchan junto a los restos de la prisión nuclear, y
en un momento de esa lucha, Kal El insta a Billy a que recupere su verdadera
consciencia y le ayude a eliminar los misiles nucleares que Naciones Unidas ha lanzado
contra los metahumanos.
Cuando Superman consigue
desembarazarse de Shazam y se dispone a interceptar los misiles, este lo aparta
y se sacrifica por el y por el mundo.
Tras el sacrificio de Shazam, y
pese a los deseos iniciales de venganza que eso le provoca frente a Naciones
Unidas, Superman se erige como el instrumento necesario para mantener la paz y
concordia entre la Tierra y los metahumanos.
Un gran final para uno de los mejores
comics de DC.
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