Hace poco pude leer el cómic nº 1
de Superman, editado en 1938 bajo el sello editorial Action Cómics por DC.
Obviamente no tengo ninguno de
los pocos originales que quedan, valorados, según Wikipedia, en más 500000 dólares,
pero si es fácil comprar una reproducción tanto en cualquier tienda
especializada de cómic como en internet.
De hecho, ahora está en venta un
especial de Superman en su octogésimo aniversario, que incluye este número.
En este comic, el primero en el
que sale el más conocido de los superhéroes, escrito y dibujado, como no, por
Jerry Siegel y Joe Shuster los poderes del hijo de Kripton aún no están
completamente desarrollados en relación a números posteriores del mismo cómic,
a los relanzamientos o a las versiones cinematográficas o de animación. Entiendo
que en apenas catorce páginas era difícil dar cabida a todos los poderes de
nuestro héroe.
Aparte de sus poderes, algo que
me llamo la atención al leer el primer cómic, es que, en este, Superman no se
cría en la granja de los Kent, sino en un orfanato, al que es llevado después
de ser encontrado en una carretera por un conductor una vez aterrizada su nave.
Como ya había comentado antes, en
este número inicial Superman no tiene desarrollados todos los poderes que se le
conocen, y eso se ve claramente en su forma de desplazarse. En el comic nº 1,
el hijo de Kripton se desplaza mediante grandes saltos para ir de un lado a
otro.
A este respecto, en la película
“Man of Steel” ya se hace un guiño a este cómic cuando Superman habla con su
padre, Jor-El y sale a probar su nuevo traje. Después de varios grandes saltos,
consigue estabilizar su relación con la gravedad y volar de forma continuada.
Y hablando de su traje, otro
aspecto reseñable son los puntuales, aunque relevantes, pequeños cambios que ha
tenido el atuendo del hombre de acero a lo largo de su historia en el cómic y
en la gran pantalla, desde el primer cómic, del que estamos hablando. En este
nº 1 nuestro héroe luce un gran rombo con fondo amarillo en el pecho, sobre el
cual se dispone una gran “S” en rojo. Este fondo con el emblema de la esperanza
ha ido evolucionando con el paso de la historia, tanto en los cómics como en la
filmografía, al igual que el calzón rojo que lucía inicialmente, al que luego
se le incorporó un cinturón amarillo, y que finalmente fue eliminado.
Foto de http://www.comicom.it/comicom/2013/supereroi-in-evoluzione.html
Un aspecto que, si se muestra en
este cómic, y que permanece intacto en el resto de la historia y en la
filmografía, es la actitud de Clark Kent ante los conflictos y enfrentamientos.
Cuando no puede “evaporarse” rápidamente para volver a la escena como Superman,
mantiene una actitud dialogante y remisa a cualquier enfrentamiento, actitud
muy poco apreciada por Lois Lane, pero que Clark siempre ha creído necesaria
para evitar que puedan asociarle al héroe.
Y ya en lo que respecta a la
historia narrada en el cómic, tras una muy breve presentación de nuestro héroe,
en apenas una página, Superman ya se ve implicado en dos casos de corrupción en
el gobierno del que sale muy bien parado gracias a su piel indestructible y su velocidad.
En el primero de ellos nuestro héroe
irrumpe en la casa del gobernador para evitar la ejecución de una mujer acusada
injustamente de asesinato y que iba a ser ejecutada.
Y en el segundo, Superman
consigue abortar una trama de corrupción en el congreso que hubiera provocado
la publicación de un acta con implicaciones interesadas para el mundo del
crimen.
Su trabajo como periodista en el
Daily Planet, del que ya se hace eco este número, resulta fundamental en su
labor de investigación contra el crimen.